Atardece en el Castillo de las Arguijuelas. Ha sido un día intenso, muy intenso. Dos novios se dieron cita esta mañana en la Concatedral de Santa María de Cáceres. Tienen claro que quieren unirse. Tienen claro que lo harán con y ante todos, pero sobre todo, tienen claro que algunos lunes serán duros,  que habrá que soportar manías y maneras, que habrá que ceder ciertas zonas para poder luchar juntos en todas las batallas. Lorena y Carles lo tienen claro y los que estuvimos allí lo también. Incluso los que parecían no estar también lo tienen, lo aprueban y lo bendicen. Cada abrazo, cada mirada y cada baile de esta pareja han sido una fiesta. Cada detalle, cada sorpresa, cada persona… han hecho de esta unión una fiesta. Por todo y por mil y pico cosas más, gracias chicos. Estamos juntos.
No me puedo ir sin contaros algo más. Es algo que estoy experimentando como fotógrafo de bodas y que no he experimentado nunca en ningún otro trabajo. Se trata de un gratificante sentiemiento: hay personas que no conzco y que me toman cariño por las fotos que les hago a sus hijos, a sus amigos, a su gente… es un: doy fotos y recibo amor, cariño y complicidad. Uno de los máximos exponentes has sido tu, Carmela. Gracias por tu manera de ser y estar.