Hacía meses que Ana me había avisado. El día de su boda sería pura diversión con la familia y los amigos. No podía imaginar hasta que punto sería así hasta que esta preciosa tarde de mayo comenzaron a pasar las cosas más curiosas y agradables que me han pasado desde que vivo la vida como fotógrafo de bodas… Que los amigos del novio lleguen a la habitación por casualidad y le ayuden a vestirse, fue la primera. En casa de Ana, no fue menos… la sonrisa estaba dibujada en cada rincón, en cada mirada. La hermana de Ana había elaborado galletas con las fotos de la preboda que vivimos en Córdoba. Todo eran detalles, sencillez y alegría. Realmente fue así y sólo los que estuvimos podemos decirlo. Genial chicos. Genial esa coreografía de Dirty Dancing que os marcásteis para nosotros. Y como punto final, un regalo más de los novios: trajeron al grupo de versiones referencia de toda Andalucía, Los Tabernícolas.